
En defensa, seguridad y misiones humanitarias, las camionetas están viendo una renovada inversión en 2025. Las agencias prefieren su combinación de alcance todoterreno, capacidad de carga y flexibilidad para adaptaciones, convirtiendo modelos conocidos en puestos de mando móviles, transportes de tropas y vehículos de rescate. Los ensayos recientes con variantes híbridas y eléctricas buscan reducir el tiempo de inactividad y permitir vigilancia silenciosa, mientras que los paquetes de flota estandarizados simplifican el mantenimiento bajo presupuestos ajustados. El resultado es un cambio pragmático: las mismas camionetas que son el pilar de las fuerzas laborales rurales están cada vez más equipadas con radios, sensores y equipos de salvamento para llegar a lugares donde las furgonetas y sedanes no pueden acceder.
En el ámbito de la defensa, la movilidad táctica ligera sigue apoyándose en plataformas derivadas de camionetas. El Vehículo de Escuadrón de Infantería de GM Defense, construido sobre la arquitectura del Chevrolet Colorado, ejemplifica la fórmula: lo suficientemente ligero para un despliegue rápido pero lo suficientemente robusto para transportar escuadrones y equipo. Los programas de este año enfatizan la gestión de energía para radios y sistemas contra drones, con baterías auxiliares que reducen el tiempo de inactividad del motor durante la observación. Los ejércitos también valoran la comúnidad con los repuestos civiles, lo que acelera las reparaciones y reduce los costos de ciclo de vida en teatros dispersos.
Las flotas de las fuerzas del orden están apostando por camionetas preparadas para persecuciones en jurisdicciones mixtas urbano-rurales. Modelos como el Ford F-150 Police Responder y el Chevrolet Silverado PPV combinan la durabilidad de una camioneta con sistemas de refrigeración mejorados, frenos y suspensiones calibradas para conducción de emergencia. Las agencias destacan beneficios prácticos: mejor acceso a llamadas remotas, capacidad de remolque para botes y remolques de comando móvil, y espacio en la cabina para chalecos antibalas y kits médicos. La telemática y el software de reducción de inactividad son cada vez más estándar, reduciendo el gasto de combustible mientras se preserva la energía para luces, computadoras portátiles y radios.
A nivel internacional, los ministerios de defensa y protección civil continúan confiando en camionetas confiables y de fácil mantenimiento para el trabajo diario. El Reino Unido y Australia dependen de flotas basadas en el Toyota Hilux y la serie LandCruiser 70, mientras que las gendarmerías y servicios fronterizos europeos prefieren plataformas medianas similares para patrullas en montañas y áreas rurales. Los equipos de las Naciones Unidas y las ONG eligen camionetas para la respuesta a desastres, donde la alta distancia al suelo y el espacio de carga se traducen en una entrega más rápida de agua, refugio y comunicaciones satelitales. La adaptación sigue siendo impulsada por la misión, desde cabrestantes y snorkels hasta sistemas de carga reforzados y cristales protectores discretos en zonas de mayor riesgo.
La electrificación está transformando silenciosamente estos roles. Los proyectos piloto de seguridad pública y defensa con camionetas híbridas y eléctricas están expandiéndose en 2025, centrándose en la energía exportable para herramientas y comunicaciones, firmas acústicas reducidas y menor mantenimiento. Los gestores de flotas informan que la carga y la capacitación son los principales obstáculos, pero las rutas estructuradas, los cargadores en depósitos y los generadores portátiles están cerrando la brecha para ciclos de servicio de menos de 200 millas. A medida que crecen las cargas de sensores y proliferan los vehículos definidos por software, los bastidores de escalera y las cajas modulares de las camionetas las convierten en plataformas ideales y adaptables para la próxima ola de tecnología oficial y de defensa.