
Las economías de mercados emergentes se enfrentan una vez más a un aumento de los riesgos de deuda en medio de un repunte en la fortaleza del dólar estadounidense. La semana que finalizó el 23 de julio de 2025, se observó una presión notable sobre las monedas de los mercados emergentes, resultado de un dólar robusto que ha ganado terreno tanto frente a las divisas del G10 como a la mayoría de las monedas de naciones en desarrollo. Este repunte está generando preocupaciones sobre la capacidad de los países emergentes, que están muy endeudados, para refinanciar sus cargas y evitar escenarios financieros desestabilizadores en la segunda mitad del año [1].
El valor del dólar estadounidense tiene una influencia profunda en los mercados financieros globales, especialmente para los mercados emergentes que dependen de deudas denominadas en dólares. A medida que el dólar se fortalece, el costo de atender y refinanciar estas deudas se vuelve más elevado para estos países, lo que a menudo genera preocupaciones sobre posibles impagos o la necesidad de iniciar conversaciones sobre la reestructuración de la deuda soberana. En la última semana, el dólar estadounidense mostró ganancias notables, subiendo frente a la mayoría de las monedas del G10 y ampliando su ventaja sobre las de los mercados emergentes [1].
Este desarrollo ejerce una presión adicional sobre las finanzas públicas en países con alta deuda externa, ya que sus monedas locales se deprecian y las reservas extranjeras pueden verse amenazadas. Inversores y analistas están monitoreando cuidadosamente a los países que ya enfrentan vulnerabilidades fiscales, y algunos participantes del mercado advierten que las calificaciones crediticias podrían ser reevaluadas y que los costos de financiamiento podrían aumentar drásticamente. Estas dinámicas pueden llevar a algunos gobiernos a considerar buscar alivio a través de conversaciones de reestructuración de deudas o incluso medidas preventivas para estabilizar sus finanzas antes de que las condiciones empeoren aún más.
A pesar de estos desafíos, hay señales de que algunas economías de mercados emergentes están preparándose para enfrentar proactivamente los riesgos que se avecinan. Respuestas políticas, como el endurecimiento de las políticas monetarias o el aprovechamiento de los marcos de apoyo internacional existentes, pueden ayudar a amortiguar el impacto de las fluctuaciones monetarias. Además, instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional están históricamente posicionadas para asistir a los países en dificultades, lo que podría prevenir una contagión generalizada y mantener un grado de confianza entre los inversionistas.
De cara al futuro, la trayectoria del dólar estadounidense seguirá siendo un factor crítico para la sostenibilidad de la deuda en los mercados emergentes. Si bien la fortaleza actual está planteando desafíos a corto plazo, la situación es dinámica y puede cambiar a medida que evolucionen las condiciones económicas globales. La disposición de los responsables de políticas y de las partes interesadas internacionales para apoyar a las economías vulnerables puede ayudar a mitigar los riesgos y, con una gestión prudente, permitir que muchos países de mercados emergentes naveguen por lo que de otro modo podría ser un período precario [1].